domingo, 4 de junio de 2017

La leyenda e la Virgen del Rocio

La memoria popular ha rescatado del olvido y ha transmitido de generación en generación el acontecimiento que supuso el descubrimiento de la Imagen en la misma zona que ocupa actualmente su santuario y la gran devoción que despertó desde un principio.
A grandes rasgos, se relata que a principios del siglo XV, Gregorio Medina, un cazador de Mures (actualmente Villamanrique de la Condesa), encontrándose junto con sus compañeros de cacería, le tocó en suerte dirigirse a la zona de Las Rocinas, lugar muy frecuentado por los cazadores, y allí en la chueca o hueco del tronco de un árbol centenario halló la imagen de casi una vara de alto hollada por las inclemencias del tiempo.
Al acercarse, pudo ver en la espalda de la talla la siguiente leyenda: “María de los Remedios me llamo”. Volvió al pueblo de Almonte, a cuyo término pertenecía aquel sitio, dando cuenta de su hallazgo. De esta población llegaron numerosos vecinos llevándose a dicha localidad la imagen. La noticia llegó a los demás pueblos de la zona, pero entre los vecinos de Almonte y de Villamanrique surgió una disputa en torno a la cuestión del acomodo de la talla, que subsanaron siguiendo la costumbre de la época, unciendo en unas carretas dos yuntas de bueyes y que su fuerza decidiera el destino de la Virgen. Ambas fuerzas quedaron igualadas sin conseguir avanzar a un lado ni a otro. Este hecho se interpretó como sentencia y se colocó la talla de la Virgen en el sitio en que fue encontrada, construyéndose una ermita de diez varas de largo gracias a las limosnas de los devotos. (ZAMORA MOYA, José A. (2000): Vivencias (La Romería del Rocío), Algaida editores, Sevilla, p. 20).
Azulejo. Casa Parroquial. Villamanrique
Esta versión forma parte de la tradición oral que comparten los pueblos de la comarca, salvo Almonte, que en sus Reglas (1758) establece que un cazador, sin especificar su origen, encontró la imagen. La leyenda responde a un modelo generalizado y que en este caso presenta dos variantes fruto de los intereses contrapuestos de Almonte, que reclama la exclusividad del símbolo y los demás pueblos, especialmente Villamanrique. (RODRÍGUEZ BECERRA, Salvador (1989): “La Romería del Rocío, fiesta de Andalucía”, El Folklore Andaluz, nº 3, Fundación Machado, Sevilla, p. 148).
Para protegerla de las invasiones moriscas, la imagen debió ser ocultada en el tronco de un árbol y allí permaneció hasta el mencionado hallazgo.
Es en los albores del siglo XV, tras el descubrimiento de la imagen, cuando se construyó de nuevo la ermita. Aunque, tal y como hemos indicado, desde el siglo XIII, la ermita de Santa María de las Rocinas era visitada por los monteros de Mures (Villamanrique), los pastores de Almonte y los carboneros de Sanlúcar de Barrameda, el verdadero origen de la actual Romería del Rocío está en el citado hallazgo de la milagrosa imagen, hecho singular que más tarde las Hermandades irían a conmemorar, celebrando cada una su fiesta en la Ermita del Rocío. (AA. VV. (1979): Gran Enciclopedia de Andalucía, Ediciones Anel, Granada, pp. 2852-4).
Fachada de la Ermita antigua
De este modo la tradición oral versificada en la leyenda de la aparición y el origen histórico que establece a Alfonso X como el artífice de la primitiva ermita y de la propia Virgen quedan fusionados para siempre.

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