Como se llega al estado hipnotico
El sujeto debe estar concentrado; dicha atención puede situarse sobre un estímulo exterior (un foco de luz, un punto visual concreto, un péndulo, una imagen, el sonido repetitivo de un metrónomo, música, etc
) o bien sobre una sensación interior (una
recreación mental agradable, el ritmo respiratorio, una cuenta numérica
hacia atrás, estado de rigidez de alguna de todo el cuerpo o alguna de
sus partes, etc). El caso es que estemos concentrados en una sola idea o estímulo, sea éste externo o interno.
En el caso de hipnosis instantánea
podemos captar repentinamente la atención del
sujeto dándole un pequeño “susto” por ejemplo golpeándole ligeramente
con la yema de los dedos sobre su frente y exclamando enérgicamente: ¡duerme!;
si es suficientemente sugestionable, entrará en trance hipnótico.Una
vez conseguido el primer paso, debemos profundizar en la hipnosis. Para
ello lo haremos por medio de la sugestión oral con ideas como: “cada vez
estará más a gusto, se siente más dormido, va profundizando más y más
en este estado, cada vez mas, cada vez más...”
Algunos de los métodos más conocidos
Existen muchos
métodos de inducción. Incluso podemos inventarnos variantes adecuadas o
adaptadas al sujeto que se ha de someter al trance, tal y como hacia en
muchas ocasiones el Dr. Milton Erickson, que usaba en muchos de sus
“diálogos hipnóticos” metáforas, situaciones imaginarias, historias y
cuentos, etc. Exponemos aquí algunos muy usados.
Método de inducción oral
Quizás
sea largo, pero es bastante seguro a la hora de obtener resultados. El
sujeto puede estar sentado o tumbado. En todo caso en una posición
cómoda. Preferiblemente con los ojos cerrados le iremos induciendo con
nuestra voz relajando parte a parte del cuerpo, empezando por los pies y
acabando por la cabeza o viceversa. Al terminar esta relajación
progresiva vamos introduciendo sugestiones de pasividad y sueño: Ahora
te encuentras tan a gusto que dormirás... sientes como un ensueño
agradable te va envolviendo...”
Métodos de fijación de la mirada

Método de la catalepsia
Pedimos al sujeto que
una con fuerza sus piernas y que apriete los brazos estirados hacia el
cuerpo, que ponga rígidos todos los músculos de su cuerpo, que apriete
el abdomen y en definitiva, que se imagine que una especie de tabla o
estatua de bronce. Acto seguido la imprimiremos un ligero balanceo para
que note su rigidez. Una vez conseguida la rigidez total, podemos con
ayuda de otras personas, tumbarle en el suelo, en un diván o camilla.
Inmediatamente le indicaremos que se encuentra muy concentrado y que
dormirá o entrará en un estado profundo y especial a nuestra indicación.
Podemos dar un pequeño chasquido con los dedos o tocarle ligeramente la
frente con los dedos al mismo tiempo que decimos: ¡duerme! o ¡Ya
está... estas en un estado profundo y especial! A partir de ahí, usamos
sugestiones para profundizar.
Método de la rigidez del brazo
Método de la rigidez del brazo


Especialmente cuando se hace hipnosis de espectáculo, este método es útil. Supongamos un aforo donde se espera al hipnotizador con expectación... por tanto ya existe un ambiente lo suficientemente sugestivo para inducir con facilidad a cualquier asistente. El hipnotizador deberá hablar con cierto misterio y persuasión. Al acercarse a cualquier espectador que ponga reparos a su proximidad ante el temor de ser hipnotizado, a un solo toque u orden del inductor, entrará con facilidad en hipnosis.
Método del “engaño”
Especialmente
para usarlo con sujetos difíciles. Pondremos a una persona ante
nosotros indicándole que le vamos a hipnotizar (le habremos comentado
previamente que en realidad no será a ella a quien induciremos, sino que
simplemente debe fingir que está durmiendo); a su lado pondremos a otra
–a la que realmente que remos inducir- y le explicaremos que su misión
es observar con todo el detalle y atención que pueda cómo se duerme la
otra persona. Preferiblemente podremos a uno frente a otro y el inductor
se sitúa en medio. Bien... llegado este punto a nuestro compinche le
pasaremos un péndulo oscilando por delante de los ojos, por ejemplo y el
comenzará a fingir su adormecimiento.
Deberemos estar atentos a nuestra verdadera víctima, pues cuando su atención sea intensa, soltaremos de una el péndulo y de inmediato sin darle tiempo a reaccionar, situaremos nuestra mano delante de su frente o sus ojos cerrándoselos y diciéndole enérgicamente: ¡duerme! Una puntualización a tener en cuenta es que muchas personas son reacias ante términos como “hipnosis” “hipnotismo” o “sueño” por el temor que estos suscitan de pérdida de la propia conciencia. En ese caso podemos sustituirlos por parlabas o expresiones como “estado especial” “trance” “ensueño” “sopor” etc.
Deberemos estar atentos a nuestra verdadera víctima, pues cuando su atención sea intensa, soltaremos de una el péndulo y de inmediato sin darle tiempo a reaccionar, situaremos nuestra mano delante de su frente o sus ojos cerrándoselos y diciéndole enérgicamente: ¡duerme! Una puntualización a tener en cuenta es que muchas personas son reacias ante términos como “hipnosis” “hipnotismo” o “sueño” por el temor que estos suscitan de pérdida de la propia conciencia. En ese caso podemos sustituirlos por parlabas o expresiones como “estado especial” “trance” “ensueño” “sopor” etc.
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