Cada año, el 1 de noviembre, España celebra su fiesta ritual en recuerdo y honra de sus parientes fallecidos, fiesta que se conoce como el Día de Todos los Santos.
En toda la nación, muchas familias, especialmente aquellas generaciones
mayores que están más apegadas a las tradiciones,se reúnen en los
cementerios para hacer una visita a los seres queridos que han fallecido
para hacerles saber que no les han olvidado. Algunos incluso visitan el
cementerio unos días antes del 1 de noviembre para limpiar las sepulturas y tenerlas preparadas para el gran día.
Lo más tradicional del 1 de noviembre es comprar flores,
especialmente crisantemos, y llevarlas como regalo a los fallecidos. Es
el día del año en el que se venden más flores, y los
cementerios se llenan de todos los colores imaginables. Es muy bonito
verlo. Las iglesias dicen misas en memoria de aquellos fallecidos que supuestamente permanecen en el purgatorio.
A pesar del sentimiento de tristeza que se piensa que tiene el Día de Todos los Santos, este día no es sólo para lamentarse por los seres queridos que ya no están con nosotros. También es un día para celebrar la vida.
Es muy popular tomar unos dulces tradicionales y participar en
familia yendo a ver la obra de José Zorrilla “Don Juan Tenorio” (1844),
que se interpreta en todos los teatros del país. Esta representación
especial se hace en este día porque el acto final de la obra tiene
lugar en la noche de Todos los Santos y el protagonista de la obra está
muy relacionado con la muerte.
Otra actividad, una muy popular en el norte de España, es salir a la calle o al campo para una tradicional “castañada”. La castañada consiste en reunirse afuera con amigos y mantenerse caliente comiendo las castañas que alguien ha asado y vende de la manera tradicional: usando una pequeña hoguera o un moderno grill.
Dulces Tradicionales del Día de Todos los Santos
De cualquier modo, el Día de Todos los Santos se puede definir mejor como el día en el que casi todas España disfruta comiendo delicias conocidas como Buñuelos de Viento y Huesos
de Santo; con la excepción de Cataluña, la Comunidad Valenciana y las
Islas Baleares, que optan por saborear los pasteles catalanes Panellets. Es común ver largas colas fuera de las pastelerías españolas para llevar a casa un kilo o dos de dulces.
Buñuelos de Viento
Nadie sabe exactamente el origen de esta masa frita, que se suele
rellenar con crema, chocolate, nata, etc. Pero dado que el cocinero real
del rey Felipe II hizo algunas referencias a esta receta al comienzo
del siglo XVII, los ha elevado a ser uno de los postres tradicionales
del Día de Todos los Santos, y la tradición establece que cuando comes
un buñuelo se salva una alma del Purgatorio.
Huesos de Santo
Estos dulces de nombre curioso, que están hechos de masa de mazapán
con forma de tubos de un dedo de grosor, realmente no tienen forma de
hueso, así que no debes preocuparte por su nombre. Su nombre se deriva
del color final que adquieren después de ser cocinados con sirope: toman
un color beige. Los Huesos de Santo se rellenan con un mejunje
de yema de huevo dulce, pero actualmente se elaboran con todo tipo de
rellenos (desde chocolate hasta coco, pasando por mermelada, plátano,
etc.) para que se vendan en relación con el sabor que insinúa su color.
Panellets
Este dulce típico catalán, hecho de almendras, patata, azúcar y
piñones es absolutamente delicioso. Lo verás en las pastelerías días
antes del Día de Todos los Santos, y lo mejor es disfrutarlos con una
buena botella de vino moscatel.
Los gallegos no celebran Halloween, celebran Samaín (Samhain),
una tradición ancestral que conmemoraban los celtas mucho antes de que
el Halloween anglosajón inundará el mundo. Los celtas lo celebraban en
la noche del 31 de octubre, cuando llegaba el fin de la temporada de
cosechas y daba comienzo el "Año Nuevo Celta", lo que suponía la entrada
a una estación más oscura. Durante la noche de Samaín desaparece el límite entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
La tradición manda decorar las casas con adornos grotescos y vaciar
calabazas para meter velas (antes se hacía con calaveras y después con
nabos) para espantar a los malos espíritus; o disfrazarse de uno de
ellos con pieles y cabezas de animales para que pasen de largo.
En la actualidad, en muchas aldeas gallegas las familias salen por la noche a los cementerios para rezar a las almas de los muertos a la luz de las velas.
Las mujeres se pasan ese día limpiando las piedras del campo santo y
poniendo flores para tener todo preparado para la noche. En Samaín
también es muy típico celebrar el magosto, una reunión entre amigos y familiares donde se asan castañas y se cuentan historias junto al fuego.
CANARIAS: LA NOCHE DE LOS FINAOS
Según la tradición, los canarios celebran la noche de los Finaos, una
tradición que hace que todos los miembros de la familia se reúnan en
casa para recordar a sus finaos, es decir, a sus muertos. Normalmente la
madre o la abuela cuenta historias, anécdotas y chascharrillos de todos los fallecidos de la familia. En esa reunión familiar no falta una
buena merienda con los frutos de esta época: piñones, nueces, manzanas,
castañas asadas y almendras que acompañan con vino dulce, anís y ron miel (para entrar en calor).
Con el paso del tiempo, esta tradición ha salido a las calles y los pueblos celebran la noche de los finaos con música, bailes y una gran hoguera. Por ejemplo, este año Las Palmas de Gran Canaria
ha preparado una noche de los Finaos llena de espectáculos de música
clásica, danza y teatro que describen como un "canto a la vida después
de la muerte".
En algunos pueblos de Gran Canarias, como San Mateo, San Nicolás, Ingenio, Valsequillo o Teror, aún es posible ver a los ranchos de ánimas pasando por las casas tocando con guitarras, tambores y panderos y recogiendo dinero que después entregan a la iglesia para celebrar misas por los difuntos.
Hablar de la fiesta de Todos los Santos en el País Vasco es hacerlo de Gaztañerre Eguna,
es decir, la fiesta de la castaña asada. Es una tradición gastronómica
en la que familia y amigos se reúnen para celebrar una cena merienda
donde no pueden faltar caracoles en salsa, motokil (una masa hecha con harina de maiz), y castañas asadas de postre, y muy arraigada en la zona baja del río Deba, en municipios como Eibar, Ermua o Soraluze (en Guipúzcoa).
Antiguamente sólo podían celebrar esta fiesta los hombres, aunque hoy
día (afortunadamente) no hay distincion de sexos. Eso sí, ahora no se
lleva cenar en casa, sino que la gente sale a los restaurantes del
pueblo para darse este homenaje en recuerdo de sus difuntos.
Los gaditanos trasladan su particular carnaval al mercado en su fiesta de Tosantos. Lo curioso es que aquí no sólo son las personas las que se disfrazan, sino también los animales y verduras del mercado. No te asombres de ver un cochinillo ataviado con peluca y collares o la cabeza de un pescado sonriendo con sombrero.
En estas fechas más de 80 puestos de los mercados Central y Virgen del
Rosario participan en el Concurso de Exornos de Puestos de los mercados
municipales recreando escenas cómicas con muñecos hechos con frutas,
verduras, carnes, pescados y frutos secos que representan (y critican) a
políticos y personajes de la sociedad española. La fiesta se completa
con actuaciones musicales, espectáculos, conferencias y degustaciones.
No pueden faltar los frutos de otoño como las castañas o las nueces, ni
los dulces como los huesos de santo y los buñuelos rellenos de cidra.
En la Noche de Todos los Santos, los vecinos de Begígar hacen algo muy curioso: salen a la calle con cazuelas llenas de gachas para tapar las cerraduras de las casas.
La tradición dice que de esta manera se espantan a los malos espíritus
de las casas. También es costumbre comer tortillas con chocolate,poner
lámparas de aceite en las casas para guiar el camino de los muertos y
honrar a los difuntos en el cementerio.
EXTREMADURA: DÍA DE LA CHAQUETÍA
Llega Halloween y los extremeños no pierden oportunidad para salir al
campo a divertirse en su conocido día de la Chaquetía. Los jóvenes y
niños son los protagonistas. Cargados de castañas, nueces, almendras,
higos, granadas, membrillos, manzanas y algún dulce casero como el dulce
de membrillo, las tortas o las bollas, los chavales se reúnen en el
monte con los amigos para pasar un buen rato.
Según la tradición, mientras los mayores se reunían en torno a unas
buenas migas o unas gachas, los niños salían el día anterior por las
calles del pueblo para pedir a los vecinos los frutos otoñales que
formarán esta popular merienda. Los pequeños van cantando cosas como "Tía, tía, dame la chiquitía, que si no no eres mi tía" o "Tía la chaquetía, los pollos de mi tía, unos cantan y otros pían, y otros piden ¡castañas cocías!". Esta tradición aún se mantiene en pueblos como Zafra, Torreorgaz, Mérida o Puebla de Alcocer entre otros muchos. En la actualidad, la labor de los colegios es fundamental para que no se pierda esta ancestral costumbre.
MARO, NERJA (MÁLAGA): MAROWEEN
En la pequeña pedanía de Maro celebran el mismo fin de semana de
Halloween su Fiesta de las castañas y boniatos asados -nada de
calabazas-. Una cosa llevó a la otra y se mezclaron las dos fiestas,
naciendo en 2009 el singular Maroween. Toda una cita gastronómica y tradicional que se mezcla con brujas y monstruos aterrorizando a todo el que se cruza por medio.
Para estas fechas celebran también un mercadillo tradicional de
artesanía y gastronomía y este año como novedad, presentan un
horripilante Pasaje del Terror. ¡Todos a temblar!
En la noche de los muertos los sorianos rinden homenaje a Gustavo Adolfo Bécquer y a una de sus conocidas leyendas de terror, el Monte de las Ánimas, cuyo escenario es un monte que existe en Soria. Cada
noche del 31 de octubre, títeres gigantes, esqueletos, entandartes
medievales, monjes templarios y otros espetros se reúnen en las calles
de la ciudad con la única luz de las antorchas y los candiles.
El puente de piedra es su destino, donde nace el Monte de las Ánimas y donde al calor de una hoguera se realiza la lectura de esta leyenda aterradora.
Después, con las ascuas de la hoguera se crea un un manto de brasas por
el que pasarán descalzos los más valientes. Como broche final, una
performance de lámparas de papel con palabras de la leyenda se lanzan al
cielo.
Para quienes quieran más, a siete kilómetros de Soria, en Garray, llevan a cabo un Rito Samaín, una ceremonia celtibérica en memoria de los difuntos y antepasados. Y en Tajueco,
cada madrugada del 1 de noviembre celebran el ritual de la Ánimas, que
se remonta a la Edad Medieval. Se trata de una tétrica procesión
encabezada por un sacerdote y dos grupos, uno de casados y otro de
solteros, que van coreando el cántico de las ánimas. El fin de la
procesión lo marca unas campanillas, momento en el que los vecinos del
pueblo se ponen las botas a pasteles y vino.
La localidad madrileña de Alcalá de Henares reúne cada noche del 31 de octubre a miles de personas. La razón: la representación de la obra de José Zorrilla "Don Juan Tenorio" en la Huerta del Palacio Arzobispal. Desde
2002 está declarada Fiesta de Interés Turístico Regional y se
representa al aire libre en cinco espacios distintos que recorren el
interior de la hostelería, la plaza, el convento, la casa de Don Juan y
el cementerio
La obra de Zorrilla también puede verse en otros teatros madrileños
durante estas fiestas, un plan perfecto para acompañar con los típicos
buñuelos de viento y huesos de santo (en la Pastelería Nunos, son unos maestros en experimentar con estas delicias gastronómicas).
Al igual que ocurre en Galicia, la Noche de los Difuntos cántabra está muy ligada a la tradición celta del Samuin. Si quieres disfrutar al máximo de sus fiestas, debes conocer lo que son los Conjuros (grandes hogueras), el desfile de la Güeste (un cortejo de almas en pena), las Guajonas (una vieja delgada con un único diente que chupa la sangre de los niños), el Sol de los Muertos (cuando resucitan los difuntos), las Verrugonas (las calabazas iluminadas) o las Magostas (degustaciones de castañas asadas y sidra dulce).
No hay comentarios:
Publicar un comentario