Es el nombre con el que los científicos han bautizado un fenómeno
curioso. Los huesos concentran gran cantidad de calcio, pero cuantos más
lácteos se consumen, más fracturas óseas se producen; mientras que a
menor consumo de lácteos, menos fracturas.
Sabiendo esto, ¿no le parece sorprendente que se insista machaconamente en que se consuman tantos lácteos? La carrera desenfrenada en el consumo de lácteos a la que se ha lanzado la población en los países occidentales es uno de los ejemplos más claros de éxito de la publicidad. Y también de éxito de los lobbies de la industria de alimentación, que han conseguido que las autoridades sanitarias hagan suyos sus objetivos de que toda la población, a cualquier edad, tome más leche y derivados que un ternero.
Los fabricantes hacen yogures que lanzan con campañas apropiadas para cada edad. Por ejemplo, para las mujeres menopáusicas o premenopáusicas se han preparado yogures extraenriquecidos con calcio “para mantener la densidad ósea”.
La salud es un gran reclamo, y mucha gente despilfarra su dinero creyendo esas falsas promesas. Pero, si ese método funcionara, no debería haber semejante plaga de osteoporosis como la que hay en nuestra sociedad, que además va en aumento.
La osteoporosis es una enfermedad -de gran prevalencia en los países occidentales- que convierte los huesos en algo parecido a la piedra pómez: porosos, delgados y frágiles, que resisten mal los golpes y se rompen con facilidad.
¿Qué hay que hacer entonces para prolongar la solidez de los huesos? Vuelva la mirada hacia la prehistoria y lo descubrirá. El hallazgo que se explica en el libro que tengo entre manos le ayudará a preservar eficazmente la salud de sus huesos.
Y es que los primeros hombres prehistóricos, que eran cazadores-recolectores, tenían unos huesos fuertes y robustos; no existía la osteoporosis ni apenas sufrían fracturas. Desde entonces la evolución del hombre ha ido paralela a la degradación progresiva de su salud ósea. ¿Qué ha pasado a lo largo de los siglos?
Tras leer el capítulo dedicado a la osteoporosis entenderá por qué en la dieta y en ciertos hábitos de vida está la solución para prevenir la osteoporosis de forma totalmente natural, e incluso tratarla eficazmente si ya ha dado la cara. Y sin tomar productos lácteos inútiles ni medicamentos, ni tampoco tener que someterse a exámenes radiológicos.
Este no es el lugar ni tengo el espacio necesario para explicárselo en detalle pero sí quiero adelantarle algunos consejos del programa completo contra la osteoporosis que va a encontrar (es el capítulo 27: "Un enfoque natural contra la OSTEOPOROSIS más eficaz que los medicamentos"):
Sabiendo esto, ¿no le parece sorprendente que se insista machaconamente en que se consuman tantos lácteos? La carrera desenfrenada en el consumo de lácteos a la que se ha lanzado la población en los países occidentales es uno de los ejemplos más claros de éxito de la publicidad. Y también de éxito de los lobbies de la industria de alimentación, que han conseguido que las autoridades sanitarias hagan suyos sus objetivos de que toda la población, a cualquier edad, tome más leche y derivados que un ternero.
Los fabricantes hacen yogures que lanzan con campañas apropiadas para cada edad. Por ejemplo, para las mujeres menopáusicas o premenopáusicas se han preparado yogures extraenriquecidos con calcio “para mantener la densidad ósea”.
La salud es un gran reclamo, y mucha gente despilfarra su dinero creyendo esas falsas promesas. Pero, si ese método funcionara, no debería haber semejante plaga de osteoporosis como la que hay en nuestra sociedad, que además va en aumento.
La osteoporosis es una enfermedad -de gran prevalencia en los países occidentales- que convierte los huesos en algo parecido a la piedra pómez: porosos, delgados y frágiles, que resisten mal los golpes y se rompen con facilidad.
¿Qué hay que hacer entonces para prolongar la solidez de los huesos? Vuelva la mirada hacia la prehistoria y lo descubrirá. El hallazgo que se explica en el libro que tengo entre manos le ayudará a preservar eficazmente la salud de sus huesos.
Y es que los primeros hombres prehistóricos, que eran cazadores-recolectores, tenían unos huesos fuertes y robustos; no existía la osteoporosis ni apenas sufrían fracturas. Desde entonces la evolución del hombre ha ido paralela a la degradación progresiva de su salud ósea. ¿Qué ha pasado a lo largo de los siglos?
Tras leer el capítulo dedicado a la osteoporosis entenderá por qué en la dieta y en ciertos hábitos de vida está la solución para prevenir la osteoporosis de forma totalmente natural, e incluso tratarla eficazmente si ya ha dado la cara. Y sin tomar productos lácteos inútiles ni medicamentos, ni tampoco tener que someterse a exámenes radiológicos.
Este no es el lugar ni tengo el espacio necesario para explicárselo en detalle pero sí quiero adelantarle algunos consejos del programa completo contra la osteoporosis que va a encontrar (es el capítulo 27: "Un enfoque natural contra la OSTEOPOROSIS más eficaz que los medicamentos"):
- Siga una dieta rica en potasio y vitamina K (en caso de fragilidad
ósea, añada ya mismo a su dieta un suplemento de potasio o de citrato de
potasio).
- Reduzca su consumo de productos lácteos. El ideal son entre una y dos porciones diarias (incluyendo los quesos).
- Vigile que no le falte magnesio.
- Destierre los refrescos.
Y, por supuesto, asegúrese de que su organismo cuenta con un nivel adecuado de vitamina D, que es una vitamina… “mágica”
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