miércoles, 24 de julio de 2019

Sueldo y la alimentación de un legionario romano

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Legionarios romanos combatiendo cuerpo a cuerpo (Angus Mcbride)
Para proteger su enorme imperio, Roma tenía que ser capaz de mantener a un gran ejército todo el año, costear sus sueldos y alimentarlo. De lo contrario esas tropas no serían garantía de seguridad y sus fronteras —seguramente— serían asaltadas.

El servicio militar es duro y poco provechoso. Tu cuerpo y tu alma se valoran en unas cuantas monedas por día; con esta limosna tienes, además, que pagar la ropa, las armas y las tiendas de campaña, así como los sobornos para los centuriones que son demasiado crueles, y poder librarte así de encargos pesados.
Percenio, líder de un motín contra Tiberio en el año 14 d.C.
Contenidos
El sueldo de un legionario
Otras fuentes de ingresos
La jubilación
La alimentación de un legionario romano
El sueldo de un legionario
El salario anual del legionario romano —mil doscientos sestercios durante el reinado del emperador Domiciano— era nada en comparación con lo que ganaba un primus pilus, el centurión de más rango de la legión: cien mil sestercios al año. Si seguimos comparándolo, podemos decir que el legado al mando de una legión cobraba al año cuatrocientos mil sestercios. La guardia pretoriana, la guardia personal del emperador, percibía un sueldo muy superior a las legiones, además de muchos regalos.
Al legionario, de su sueldo, se le deducía una parte para cubrir ciertos gastos incluyendo contribuciones a un fondo para cada soldado. Para adquirir artículos como los clavos de las botas y la sal, recibían pequeños sobresueldos.
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Legionario romano (Wikimedia)
Para ver de una forma más detallada el sueldo de un legionario, comparándolo con el de otros empleos del ejército romano y con otros costes de la época, tenemos este cuadro de “poder adquisitivo” ( siglos I y II d.C.):
Salario anual del legionario (reinado de Domiciano) 1.200 sestercios
Beneficios de jubilación del legionario: 12.000 sestercios
Salario anual de un centurión: 20.000 sestercios
Salario anual de un centurión jefe: 100.000 sestercios
Beneficios de jubilación de un guardia pretoriano: 20.000 sestercios
Valor de una pequeña granja: 100.000 sestercios
Precio de compra de una finca italiana grande: 3 millones de sestercios
Coste de un banquete organizado por el emperador Vitelio (69 d.C.) 400.000 sestercios
Precio estatal del trigo, por medimno (aprox. 31 kg) 3 sestercios
Julio Cesar dobló la paga básica del legionario, de cuatrocientos cincuenta a novecientos sestercios al año. En el año 89 d.C., Domiciano la subió a mil doscientos sestercios.
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Busto de Domiciano (Museo del Louvre, París)
Otras fuentes de ingresos
Además de su sueldo, un legionario romano podía obtener otras fuentes de ingresos como los donativos, una bonificación que solía conceder cada nuevo emperador a las legiones —trescientos sestercios era lo habitual—, sobre todo para ganarse su lealtad. También, otra bonificación que podían recibir gracias a un nuevo emperador era en cada aniversario del ascenso al trono de este.
Los botines de guerra también eran otra fuente de ingresos, a veces muy grandes, como el que obtuvieron los que conquistaron Jerusalén en el año 70 d.C bajo el mando de Tito.
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Figuras de Playmobil de las legiones romanas (Francisco Ruiz Herrera)
Los legionarios, durante sus campañas en territorio extranjero, no cargaban —obviamente— a cuestas con la integridad de su patrimonio monetario. Depositaban sus ahorros en el banco de su cuartel permanente de invierno. Quien ejercía las funciones de banquero era el portaestandarte de la unidad.
La valentía y el valor en el campo de batalla también se recompensaba económicamente, podía aumentar la paga en un cincuenta por ciento o doblada para el resto de la carrera del soldado.
Sueldo y la alimentación de un legionario romano
Fotograma de la película “la legión del águila” (Freshpelis)
La jubilación
Al jubilarse, el legionario recibía una suma equivalente a más de trece años de salario, cobradas en efectivo o en tierras del mismo valor. Augusto amplió el subsidio de jubilación de los dieciséis a los veinte años, seguidos de al menos cinco años adicionales como soldado de reserva.
La alimentación de un legionario romano
La base alimenticia de los legionarios romanos era el trigo, ellos mismos convertían su harina en pan, en una muela que cada unidad poseía. Una vez horneado el pan, se cortaba en ocho rodajas para repartir entre los miembros del contubernio —grupo de 8 hombres que vivían bajo una misma tienda y constituía lo que hoy es un pelotón. En tiempos de la República el coste del trigo se deducía de la paga del legionario, pero ya en la época imperial el soldado romano recibía su ración de forma gratuita.
Como el Imperio Romano contaba con inmensas extensiones de olivares en la península itálica y en la península ibérica, consumían mucho aceite de oliva que vertían sobre el pan. Al no conocer los romanos el azúcar, el único endulzante que poseían los romanos era la miel, un endulzante natural que contaba con una larga vida.
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Legionarios romanos cavando una zanja para proteger el campamento de ataques enemigos (Wikimedia)
Los legionarios romanos comían carne, pero era considerada un añadido a su ración de pan. Los romanos, ya fuesen de clase alta o baja, comían con las manos, no conocían los tenedores (como hoy los conocemos), usaban una daga para cortar el pan y la carne. Acompañando a las comidas estaba presente el vino, que los romanos tomaban diluido con agua.
Normalmente, el romano desayunaba una copa de agua para hidratarse después de las horas de sueño y sin ingerir líquidos. El almuerzo, o prandium, era un refrigerio frío a mediodía. Puede chocarnos porque hoy en día la información alimentaria que nos llega es de que el desayuno es la comida más importante del día con respecto a otras comidas, pero para los legionarios la comida más importante del día era la cena, sobre todo porque era el momento del día en el que ya terminaban la jornada de la larga marcha que realizaban.
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Legionarios desmontando sus tiendas para emprender la marcha (Wikimedia)
Los romanos usaban unas etiquetas equivalentes a las que usamos hoy en día para dar información de un producto, con su fecha de envasado y caducidad; conservaban los víveres en ánforas en las que ponían unas etiquetas y en éstas anotaban la edad de los alimentos, la capacidad del contenedor y la empresa que los había producido.
Fuentes:
Stephen Dando-collins (2012). Legiones de Roma
J.F. Drinkwater y Andrew Drummond (1996). El mundo de los romanos
Matthew Bunson (1994). Encyclopedia of the Roman Empire

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